Camino pasos de gigante, aún siendo pequeño.
Un, dos, tres, … … atravesando el desierto.
Camino y mis huellas van dejando un rastro de historias antiguas, de
canciones de mi pueblo, de olor a té y a pan, a jazmín y tierra.
Camino… y no sé cuándo llegaré, no se dónde llegaré.
Cargo una bolsa pesada.
Mi ropa remendada, mi libro de oraciones, un cuaderno, un lápiz, una
foto de mamá.
A veces, en la fría noche la llamo en sueños.
Ella viene y me arropa con su pelo negro y sus manos de harina. Me dice:
— Marwan, sigue adelante. Camina, camina, camina.
Y yo sigo caminando.
Recuerdo una casa.
Mamá encendía el fuego cuando llegaba la noche, y Papá contaba historias de nuestro pueblo.
Había un jardín, un gato y un rayo de sol que cintilaba cada mañana en mi almohada.